Wes Anderson no es un director corriente. Todos los que hayan visto una o dos películas de este director lo saben. Anderson tiende usar el encuadre de manera casi enfermiza, haciendo que todas sus películas tengan un toque muy personal.
Argumentalmente hablando, estamos ante una película muy profunda, que trata de la humanidad y la bestialidad tanto de seres humanos como de perros. Cierto es que también hay otros animales con peso en este largometraje, pero debido a que éstos son los protagonistas de la película, no me pararé a detallar el resto.
El argumento es un clásico ejemplo de lo humanos que pueden parecer los animales, entendiéndose claro está que me refiero al comportamiento racional y social que se presupone es exclusivo del ser humano. Del mismo modo, a veces el humano puede parecer un animal debido al comportamiento falto de ética que en ocasiones demasiado frecuentes el ser humano realiza.
Otro detalle peculiar de Wes Anderson es la velocidad con la que se desarrolla el argumento. Lenta. Anderson disfruta explicando todo con toda la pausa y detalles necesarios, por lo que tiende a hacer películas de lento desarrollo. Es por ello que no dejará indiferente a nadie. O te gustan este tipo de tiempos o las detestas.
Visualmente, estamos ante una película stop-motion. Este tipo de películas siempre tiene un halo especial, cosa que no a todos los espectadores gusta. Al ser una técnica tan concreta, todas los largometrajes que la usan tienden a suscitar muchas críticas a favor y otras tantas en contra. No me voy a posicionar ni de un lado ni de otro, pero he de decir que el "toque Wes Anderson" le viene bastante bien a la técnica del stop-motion.
En definitiva, una película con sus puntos buenos y malos que difícilmente dejará indiferente al espectador.