Megalodón


Cuando había perdido toda esperanza de ver una nueva película de temática de escualos que me atrajese, apareció el tiburón prehistórico más famoso de todos.

Cuando uno va a ver una película de este estilo, sabe que el argumento no va a ser demasiado brillante. Ciertamente, no hay muchas sorpresas a lo largo del largometraje. De hecho, la única sorpresa que puede haber es bastante obvia y en ningún momento llegué a dudar de que iba a suceder eso. Sin embargo, puede que a alguien ciertamente le pueda llegar a sorprender.

Sinceramente, cuando terminó la película tenía una sensación bastante buena. La película te tiene intranquilo cuando Jason Statham está en el agua, puesto que piensas que el megalodón va a aparecer en cualquier momento y te va a asustar. Sin embargo, una vez dejas reposar la película te das cuenta de sus extraordinarios sinsentidos.

Por expresar de un modo no demasiado específico, decir que los tiburones normales (es decir, los que no son megalodones) se comportan más como pirañas que como tiburones. Cosa poco lógica y que raya lo absurdo en una escena. Por su parte, el megalodón me recordó una escena de Deep Blue Sea por su extraño comportamiento durante el acto final de la película. Comportamiento que por cierto no comento aquí por estar localizado en el ya mencionado acto final.

Las actuaciones se me han hecho bastante sencillas. Personajes más bien planos, puesto que en todo momento sabías cómo iban a evolucionar a lo largo del largometraje; quedando únicamente la duda de quién iba a ser alimento de megalodón y quién sobrevivirá. Mención especial para Rainn Wilson y su personaje, puesto que es el único que realmente puede llegar a sorprender al espectador.

En definitiva, una película que trata de tomar el relevo del subgénero cinematográfico de los tiburones asesinos, pero que tampoco me ha parecido una digna sucesora de la ya mencionada Deep Blue Sea o de la legendaria Tiburón de Steven Spielberg.

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