Ya iba siendo hora de volver a poner un poco de Disney en el blog. De hecho, la última película puramente Disney que comenté fue La Bella y la Bestia, y de eso hace ya cuatro meses. Cierto es que Coco no es tan lejana en el tiempo, poco más de un mes, pero tenemos que tener en cuenta que ésta es una coproducción entre Disney y Pixar.
Enredados siempre la voy a asociar a la ciudad de Pamplona. Esto es así porque la ví cuando vivía y creía tener allí mi futuro; y además porque una de las compañeras del colegio en el que trabajaba por aquel entonces dijo algo muy característico de la protagonista comparándolo con una situación cotidiana del mundo femenino mientras se moría de la risa. Dicha afirmación quedó grabada en mi memoria y me encanta recordarla, tanto por lo gracioso de la situación como por los recuerdos que trae a mi memoria dicha ciudad.
El largometraje nos ofrece una versión edulcorada del cuento de Rapunzel comparada con el original de los hermanos Grimm, pero manteniendo de un modo bastante estricto algunos detalles de dicho cuento.
Creo que el hecho de que Disney nos de su propia versión de algunos de los cuentos clásicos más famosos está bien, porque acerca dicha tradición popular al público más infantil. Más tarde, cuando la infancia haya quedado atrás y tal vez uno se reencuentre con la versión original de los cuentos pueda comparar ambas versiones (la real y la edulcorada) de manera bastante objetiva y crítica. Aunque tal vez no sea así, yo quiero pensar que sin la labor de Disney algunos de estos cuentos clásicos se perderían en el olvido poco a poco.
Volviendo a la película, tiene uno de esos personajes "comodín" que a veces usa Disney en sus largometrajes: el animalillo gracioso y/o no demasiado inteligente. En el caso de Enredados este personaje es Pascal, un camaleón bastante particular. Éste tiene un rol que me gusta mucho, pues aparece cuando se le necesita pero es bastante accesorio; es decir, que la película habría funcionado bastante bien sin él y, sin embargo, será uno de los personajes que más gusten a los más pequeños. Lo mismo pasaría con Hei Hei, el pollo de Vaiana. Tal vez algunos lo comparen también con Olaf, de Frozen... pero en este caso Olaf es un personaje con bastante importancia en el hilo argumental y no sería comparable.
Como ya he dicho, si bien está edulcorado y no se basa de un modo muy estricto en la historia de Rapunzel, los rasgos generales del argumento son bastante fidedignos y por ello lo valoro de un modo bastante positivo. Además, la evolución de algunos personajes a lo largo de la trama me parece algo a tener en cuenta; no únicamente los protagonistas, sino otros secundarios como el ya mencionado Pascal e incluso el caballo Maximus, cuya personalidad daría también para un párrafo.
El apartado musical me parece muy bueno. Disney tuvo recientemente una época en la que parecía que le estaba restando importancia a este apartado... pero lo ha retomado con mucha fuerza.
Por último, decir que el pelo de Rapunzel en este largometraje parece crecer y decrecer a voluntad, pero entiendo que esto era algo necesario para el buen funcionamiento de la trama, ya que un personaje con estas características será complicado de mantener. Me gustó el esfuerzo de los animadores para evitar poner planos completos de la protagonista y así no tener que comerse la cabeza con la posición del pelo.
En definitiva, una película Disney que disfruté mucho, ya que creo que tanto ésta como Tiana y el sapo (que se estrenó un año antes) supusieron un punto de inflexión de mi relación con la factoría, ya que le estaba perdiendo un poco de aprecio.
Creo que el hecho de que Disney nos de su propia versión de algunos de los cuentos clásicos más famosos está bien, porque acerca dicha tradición popular al público más infantil. Más tarde, cuando la infancia haya quedado atrás y tal vez uno se reencuentre con la versión original de los cuentos pueda comparar ambas versiones (la real y la edulcorada) de manera bastante objetiva y crítica. Aunque tal vez no sea así, yo quiero pensar que sin la labor de Disney algunos de estos cuentos clásicos se perderían en el olvido poco a poco.
Volviendo a la película, tiene uno de esos personajes "comodín" que a veces usa Disney en sus largometrajes: el animalillo gracioso y/o no demasiado inteligente. En el caso de Enredados este personaje es Pascal, un camaleón bastante particular. Éste tiene un rol que me gusta mucho, pues aparece cuando se le necesita pero es bastante accesorio; es decir, que la película habría funcionado bastante bien sin él y, sin embargo, será uno de los personajes que más gusten a los más pequeños. Lo mismo pasaría con Hei Hei, el pollo de Vaiana. Tal vez algunos lo comparen también con Olaf, de Frozen... pero en este caso Olaf es un personaje con bastante importancia en el hilo argumental y no sería comparable.
Como ya he dicho, si bien está edulcorado y no se basa de un modo muy estricto en la historia de Rapunzel, los rasgos generales del argumento son bastante fidedignos y por ello lo valoro de un modo bastante positivo. Además, la evolución de algunos personajes a lo largo de la trama me parece algo a tener en cuenta; no únicamente los protagonistas, sino otros secundarios como el ya mencionado Pascal e incluso el caballo Maximus, cuya personalidad daría también para un párrafo.
El apartado musical me parece muy bueno. Disney tuvo recientemente una época en la que parecía que le estaba restando importancia a este apartado... pero lo ha retomado con mucha fuerza.
Por último, decir que el pelo de Rapunzel en este largometraje parece crecer y decrecer a voluntad, pero entiendo que esto era algo necesario para el buen funcionamiento de la trama, ya que un personaje con estas características será complicado de mantener. Me gustó el esfuerzo de los animadores para evitar poner planos completos de la protagonista y así no tener que comerse la cabeza con la posición del pelo.
En definitiva, una película Disney que disfruté mucho, ya que creo que tanto ésta como Tiana y el sapo (que se estrenó un año antes) supusieron un punto de inflexión de mi relación con la factoría, ya que le estaba perdiendo un poco de aprecio.
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