Un lugar tranquilo


Ya es oficial. Lo que empecé a intuir en 2017 se confirma este 2018. El cine de terror ha perdido el terror. Vale, sigue teniendo al público tenso; algunas escenas pueden llegar a asustar y no son para todos los públicos... pero o bien de adolescente me asustaba mucho más fácil, o bien el terror actual es mucho menos terrorífico que el clásico.

El argumento me planteó una película muy interesante. El hecho de que los misteriosos monstruos asesinos se muevan atraídos por el sonido obliga a la humanidad al silencio más absoluto para poder sobrevivir. Este hecho obliga a una película extremadamente silenciosa, cuyos únicos sonidos son el sonido de ambiente, algún que otro susurro y conversaciones  y gritos esporádicos (en lugares seguros y/o momentos críticos del largometraje). 

Este hecho es increíblemente positivo desde mi punto de vista. No es lo habitual que una película de terror se plantee de este modo, lo que lo hace algo novedoso y muy a tener en cuenta. Sin embargo, este mismo hecho supone una problemática: vas a escuchar todo el "sonido ambiente" de la sala de cine. Desconozco de qué tipo de público acudirá a las salas que vosotros soléis ir, pero al menos yo tuve que escuchar mucho sonido de bolsas de patatas fritas.

El argumento no es digno merecedor del calificativo "thriller" que le conceden a la película. O al menos no en el sentido que yo le otorgo, puesto que ni hay giros argumentales ni se los espera. Admito que es un argumento bastante atractivo si lo analizamos por completo, pero hay varias escenas muy mal planteadas que bajaron la calidad del producto final.

En definitiva, una novedosa película de terror que no creo que deje indiferente a nadie. Nunca el sonido infundió tanto respeto.

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