La factoría Disney sigue en su proyecto de renovación y lavado de cara de clásicos. Lo hizo el año pasado con "El libro de la Selva" y este año le toca al largometraje de una de las princesas más queridas de Disney.
Personalmente me entretuvo mucho la película y disfruté de ella, pero luego recuerdo la versión original, la que Disney nos ofreció en 1991, y pienso que tampoco es que haya mejorado, como sí lo hizo la película que he mencionado en el párrafo primero.
Uno de los puntos fuertes del largometraje, la música, sale perdiendo. Creo sinceramente que las canciones de la versión animada son mucho mejores; aunque tal vez opine siendo demasiado subjetivo. Otro punto en el que no me puedo quedar callado de la ira que me viene son las escenas completamente nuevas. Éstas no solo no suman, sino que además restan. El largometraje no necesita en absoluto esas dos escenas musicales accesorias.
Otra de las cosas que no puedo pasar por alto es la obligada normalización racial en las películas de hoy en día. La película está ambientada en una Francia del siglo XVI, por lo que difícilmente habría tanta persona de color en Francia, y probablemente no estaría tan aceptada como para llegar a esos puestos de prestigio, como la cantante de ópera que nos aparece en la escena inicial del largometraje. ¿Que estamos en el 2017 y queremos mostrar al mundo que el color de la piel y la orientación sexual (de la que hablo en el siguiente párrafo) no debería ser denominado "diferencia" porque todos somos igualmente personas? Completamente de acuerdo, pero me cuesta ver el reparto sin extrañarme, la verdad.
Por otra parte, me quito el sombrero ante Disney por haberse atrevido a mostrarnos sus primeros personajes de corte homosexual. Por todos es sabido que en ninguna de sus grandes películas Disney los había mostrado, y creo firmemente que esta era la película perfecta para hacerlo. El único gran pero de todo este asunto es que en el desenlace argumental apenas se muestra durante un par de segundos este hito histórico dentro de Disney.
Antes de acabar, toca volver al reparto de la película y dejando a un lado la crítica que ya he hecho de alguno de sus puntos, he de decir que es asombroso. Juntar en una película a Emma Watson, Ian McKellen y a Ewan McGregor me gusta mucho. Hermione, Magneto y Obi Wan. Sus actuaciones son brillantes. Pero no solamente sus actuaciones, por regla general casi todos los personajes protagonistas e incluso los secundarios nos ofrecen una actuación del más alto nivel, aunque los personajes sin mayor trascendencia no hagan lo mismo.
En definitiva, una gran película que ha bebido demasiado de la original y que, por tanto, está a su sombra; pero que nos ofrece una clase magistral de interpretación.
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